Fué por lejos el acontecimiento más importante.
Muchos testimonios se fueron transmitiendo de generación en generación.
Ninguno se pudo poner de acuerdo en la fecha exacta, ni siquiera en que estación del año sucedió.
Algunos contaban que había ocurrido a mediados de enero: “Un calor terrible! 42 grados a la sombra!”
Otros aseguraban que fué a principios de julio: “Insóito...aquella vez nevó!”.
No.. no fué de un día para otro.
Una mañana nos dimos cuenta que faltaban cosas... si, si cosas sin importancia.. no sé, tonterías; un clavo, algunas tuercas y un repasador celeste.
Al día siguiente un destornillador, un retrato, un libro, etc y así sucesivamente...
Al principio no le dimos mayor importancia.
Cuando salimos a la calle, nos dimos cuenta que, no nos pasaba solo a nosotros.
Sacos y pantalones arrugados; madres paseando a sus bebés en cochecitos sin ruedas; camisas sin botones; las vecinas haciendo las compras sin la bolsa de los mandados; la plaza principal sin el mástil, ni la bandera;l os chicos en la canchita jugando al fútbol sin la pelota, los abuelos descalzos dandole maíz a las palomas; las chicas sin sonrisas, el taller sin el torno; los encuentros sin abrazos y así...
Eran pequeñas instantáneas...
De todos modos continuábamos con nuestra vida y nuestras costumbres
“Buenos días” “Que hermosa mañana” “Saludos a la familia”
Lo importante es que éramos felices... panza llena y corazón contento.
Qué cuál fué el acontecimiento tan trascendente ? Algo muy extraordinario, sin precedentes.
Algunos se animaron a llamarlo la “resistencia”.
Una enorme pintada en el paredón de la municipalidad interpelaba la incredulidad y asombro de todos.
“¿Dónde están? ¿Dónde? Los botones, las planchas, los botones, los clavos, la bandera, las sonrisas, los caramelos, los sueños, la regadera, los zapatos, la pelota, los abra..... “
Algunos decían que habían más reclamos, muchísimos mas ... lo cierto es que la leyenda quedó sin terminar.. ni siquiera se pudieron encontrar la brocha y el tarro de pintura.
Eso sí algunas cosas nos dejaron: la tristeza, el sabor amargo, los grises, las preguntas sin respuestas, el olvido...
Ah! también se llevaron el cartel que llevaba el nombre.....
Cómo se llamaba nuestro querido pueblo?
“Cerebro Constipado”
Ahora ni siquiera se lo puede encontrar en el mapa.
ALEJANDRO MAZZA